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Dentro del ámbito de los residuos de escombros y demolición, los residuos inertes cobran bastante importancia.

De forma general podemos encontrar los siguientes tipos de residuos:

  • Según su origen: Residuos domésticos, biorresiduos o mineros.
  • Según su composición: Residuos orgánicos e inorgánicos.
  • Según su grado de peligrosidad: Residuos inertes, peligrosos o tóxicos.

Los residuos inertes son aquellos que no sufren transformaciones físicas, químicas o biológicas. Incluso si las sufren, su repercusión es mínima.

Además, según el Real Decreto 1481/2001 se expone que los residuos inertes tienen una emisión reducida de lixiviados, son poco tóxicos y no suponen riesgo alguno para las aguas superficiales o subterráneas.

Un ejemplo de residuo inerte muy conocido es el de escombros, que pueden generarse en cualquier proyecto de obras o demolición.

Los residuos inertes y su clasificación

Los residuos inertes están clasificados por el Plan Nacional de Residuos de Construcción y Demolición (PNRCD) 2001-2006.

Esta clasificación se presenta de la siguiente manera:

  • Arena, grava y otros áridos.
  • Asfálticos.
  • Escombros.
  • Ladrillos, azulejos, tejas y otros cerámicos.
  • Metales.
  • Papel y cartón.
  • Piedra.
  • Plásticos.
  • Restos de hormigón.
  • Restos de madera.
  • Vidrio.
  • Yeso.

Además de clasificar así el tipo de residuo inerte que tratamos, también hay ciertas características que estos residuos comparten.

Por lo general, estos residuos son industriales, ya que derivan de actividades industriales y de la construcción. De hecho, la denominación más común que reciben es la de residuos de construcción y demolición.

Los residuos inertes también suelen ser voluminosos y, por ello, no se pueden depositar en contenedores corrientes, sino que deben ser tratados por empresas especializadas.

Gestión de residuos inertes

La gestión de los residuos inertes también está regulada, en este caso por el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero.

Expone este Real Decreto que deben ser empresas especializadas en este ámbito, las que deben encargarse de recoger los residuos y transportarlos a vertederos específicos para ellos. Son los llamados vertederos inertes.

En estos vertederos, además, los residuos inertes no solo son depositados, sino también analizados, clasificados y escogidos para procesos de reciclaje posterior.

Las características de los residuos inertes, permite también una gestión segura, una vez se clasifica como escombro limpio.

En estos vertederos, de hecho, no se permite arrojar residuos orgánicos ni tóxicos y, mediante el proceso de clasificación, se eliminan maderas, metales, plásticos y otros materiales que son peligrosos en su proceso de descomposición.

¿Qué hacer con los residuos inertes?

El escombro limpio puede utilizarse en distintos proyectos de construcción y obra pública, gracias a un proceso con él, que permite crear zahorra. Este material se utiliza para rellenar encofrados y acciones similares.

En cualquier caso, los residuos inertes tienen muchas aplicaciones, con un proceso de reciclaje adecuado.

Los materiales pétreos, tan presentes en demolición (piedras, mármoles), se pueden convertir en áridos, que sirven para subsuelos de carreteras, entre muchas otras cosas.

Los restos inertes metálicos se pueden fusionar para crear otros metales nuevos y los de madera se pueden triturar y fabricar palés, tableros aglomerados, andamios, biomasa, etc.

Los que tienen plástico son algo más delicados. Se debe hacer de forma separada al resto de residuos inertes, pero aún así es posible reciclarlos.

Otros residuos industriales son los que contienen restos de PVC y son aprovechados para fabricar suelos industriales o los que se aplican en garajes, para proteger cableados eléctricos o incluso como pavimento de carreteras.