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Ha lanzado la alerta sobre la grave situación la Asociación de Empresarios de Selección y Reciclaje de Residuos de la Construcción y de la Industria (ARCI), una asociación que integra al 100% de las empresas que se dedican al tratamiento y la valorización de residuos de construcción e industriales de la provincia de Valencia.

Aparte de hacer hincapié en la mala imagen de la ciudad que dan estos vertederos ilegales e incontrolados para los visitantes que llegan en tren a Valencia, un recibimiento de bastante mal gusto, ARCI ha señalado que toda esa cantidad de escombros acumulados daría para llenar un campo de fútbol entero con un metro de altura.

Según esta asociación, se ha llegado a esta situación como consecuencia de las malas prácticas y el intrusismo que es habitual en el sector de la construcción. La mayoría de los residuos abandonados proceden de pequeñas empresas de reformas, mucho más activas en verano. Pero la situación es mucho más grave a causa de la falta de aplicación de la normativa (Real Decreto 105/2008), que regula la producción y gestión de residuos de construcción y demolición (RCD). De esta forma, se produce una especie de vacío legal ante la no aplicación de la normativa que permite a las empresas seguir apilando escombros.

Vicente Ferrer, portavoz de ARCI, ha denunciado la aparente falta de interés de la Administración por regular una situación que genera competencia desleal y que causa daños medioambientales. Las plantas legales de valorización y reciclaje que pertenecen a la citada asociación gestionan unas 215 toneladas de residuos, lo que supone tan solo un 20% del total  que la propia asociación estima que genera el sector. En consecuencia hay una eliminación de residuos clandestina que procede de edificaciones de nueva planta, demolición de inmuebles antiguos y pequeñas obras de reforma.

ARCI está reclamando a las corporaciones locales la regulación y aplicación que se derive de la legislación vigente, y que se realicen inspecciones  y se pongan multas que puedan servir de ejemplo a aquellas empresas que hacen una gestión irregular. Estas medidas contribuirían a la buena salud y bienestar ciudadano, y redundaría en un estimable ahorro local en gastos de limpieza.

Del mismo modo, esto permitiría reutilizar, reciclar y valorizar los residuos, y todo ello haría posible  transformar cerca del 90% de los residuos de construcción y demolición (RCD) en áridos reciclados, que servirían para acondicionar caminos, rellenos, construcción de aceras, parques públicos,  carriles bici, etc.

Sin embargo, en lugar de realizar esta valorización, ARCI denuncia que se están utilizando áridos naturales para estas funciones, que tienen un coste un 30% superior y que erosionan el Medio Ambiente.