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Cada año se desechan en Europa alrededor de 19 millones de aparatos de refrigeración y congelación. Según este estudio en torno al 50% de estos aparatos todavía contienen sustancias como refrigerantes y propelentes altamente nocivos, como los clorofluorocarburos (CFC). Si estos elementos son liberados en el medio ambiente resultan muy destructivos para la capa de ozono y aceleran de forma grave el calentamiento global.

Se calcula que uno solo de estos refrigeradores con CFC realiza una aceleración del cambio climático similar a 2,8 toneladas de CO2. Algo que equivale a las emisiones de un coche de tamaño mediano durante un año entero.

El estudio denuncia que en países como Alemania, Grecia, Finlandia y Sueciaexiste la evidencia de que no se están cumpliendo los estándares de calidad mínimos. Por parte de la Deutsche Umwelthilfe (DUH), una de las organizaciones autoras del estudio, se insta a los respectivos gobiernos a actuar para corregir esta situación para evitar daños ambientales a nuestro planeta.

Las tres ONG responsables del informe piden al conjunto de la UE que se trabaje en la armonización de la legislación en cuanto al tratamiento de los aparatos de refrigeración y congelación. Se sugiere como forma fácil de conseguirlo que los requisitos de las normas de calidad europeas EN 50625-2-3 y la especificación técnica TS 50625-3-4 sean obligatorios en todas las legislaciones nacionales sobre residuos de los Estados miembros.

Las normas citadas obligan a los gestores de estos residuos a proporcionar un informe detallado del flujo de materiales y que se demuestre que cumplen con los objetivos mínimos de recuperación del 90 de los CFC que contengan.

Países como Austria, Francia, Irlanda y los Países Bajos ya han incorporado como obligatorios los requisitos de las normas EN. Desde la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB) se asegura que manteniendo elevados estándares de tratamiento para el reciclaje de los aparatos de refrigeración y congelación y siendo rigurosos con la legislación, aplicando auditorías fiables, se pueden llegar a evitar grandes cantidades de emisiones de CO2. Y esto puede realizarse de forma sencilla y evitando programas de financiación excesivamente costosos.

Por parte de la European Environmental Citizens’ Organisation for Standardisation (ECOS), se insta también a los legisladores a que tengan en cuenta los citados estándares para establecer requisitos ambiciosos que resulten vinculantes desde el punto de vista legal a la hora de manejar los aparatos de refrigeración y congelación. De esta forma se puede ayudar a alcanzar los objetivos climáticos establecidos por la Unión Europea.