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Extraer aluminio es una actividad muy trabajosa y cara. Además, tiene una disponibilidad limitada como recurso primario. Sin embargo, su producción crece y señala una tendencia de futuro.

El aluminio es un material imprescindible, especialmente en sectores como el transporte y la construcción, además de la amplia utilización que se hace como material para fabricar envases. Sus características combinan la dureza, maleabilidad y resistencia a la corrosión útiles para todas estas funciones. Por otro lado, el aluminio brinda otra ventaja incuestionable: se trata de un material 100% reciclable.  

Todas estas razones vienen a explicar la enorme importancia y la utilidad económica que tiene recuperar y reciclar metales no ferrosos como el aluminio.

Las tecnologías de clasificación son capaces de mejorar la eficiencia y la rentabilidad de los procesos de reciclaje, por ejemplo en el caso del aluminio. En concreto, la clasificación basada en sensores, como hemos dicho, permite obtener fracciones de extrema pureza. Hay que señalar que el precio del aluminio se encuentra condicionado por su grado de pureza, por lo que una optima clasificación asegura la mejor rentabilidad.

Por otro lado, las tecnologías de clasificación se van a revelar imprescindibles para el reciclaje de este material, ya que la Comisión Europea, dentro de sus planes de economía circular, propone que antes de que termine 2025 se recupere para reciclar el 80% del aluminio de los envases. La cifra asciende hasta el 90% para final de 2030. Por lo tanto, si se quieren cumplir  estos compromisos, la clasificación basada en sensores tiene mucho que decir.

Los principales sistemas de clasificación para la chatarra de aluminio son dos: por un lado, la separación por flotación o plantas de medios densos, y por otra, la citada clasificación basada en sensores o separación en seco.

La separación por flotación o plantas de medios densos se utiliza para separar metales que tienen densidades diferentes. Por ejemplo, para separar el aluminio de otros metales no férricos. Este sistema presenta la desventaja de que no permite separar diferentes aleaciones de aluminio entre sí. Además, requiere de grandes inversiones para completar su instalación, un importante gasto en agua, aditivos que son caros y prestar una constante monitorización. Aparte, supone un importante impacto medioambiental.

La clasificación basada en sensores es una tecnología de alta precisión en combinación con una gran velocidad de procesamiento, que supone un bajo mantenimiento. Entre sus principales ventajas figura su polivalencia, que permite separar los materiales por densidad, utilizando rayos X de transmisión, y después separar por color mediante cámaras de color. Además su instalación y funcionamiento son flexibles y se adaptan a distintas tareas. Otra de las virtudes de este sistema es que no supone riesgos de contaminación y que tampoco requiere el uso de aditivos para ser aplicado.