A medida que la sociedad se ha hecho más tecnológica ha crecido la demanda de materiales, tan diversos y desconocidos para el gran público como el neodimio, lantano, disprosio… Estos elementos son esenciales para la fabricación de nuevos dispositivos, como smartphones, y otros relacionados con la robótica, vehículos autónomos y domótica. La demanda no cesa, por ello el reciclaje de estos residuos y sus materiales es básico.
Los materiales citados son muy importantes aunque también habría que destacar, por su alta demanda a corto y medio plazo, otros como el litio, el cobalto y coltán, sin los cuales la revolución de la movilidad y la comunicación digital que hoy resulta imprescindible en nuestro día a día no sería posible. Hoy en día son las materias primas que se utilizan para las baterías de los automóviles eléctricos, los teléfonos móviles y los centros de energía eólica.
El reciclaje es un factor imprescindible para conseguir estabilizar el suministro, la disponibilidad y la calidad de estos materiales.
Respecto a otros materiales, como el cobre, las previsiones apuntan a un aumento del uso de este metal en el futuro. Según datos proporcionados por el Instituto Europeo del Cobre, la demanda de cobre en todo el mundo crecerá en un 43% de aquí a 2035, alcanzando los 31 millones de toneladas en dicho año.
El cobre es un material 100% reciclable que facilita la electrificación de los países en vías de desarrollo, el desarrollo de las energías renovables, la movilidad eléctrica, el acceso al agua y la construcción verde. Disponer de una industria que sea capaza de recuperar grandes cantidades de este metal será en el futuro una garantía para poder competir en el mercado.
Respecto al zinc hay que señalar que, según los índices bursátiles, es uno de los materiales más demandados y es otro ejemplo de la importancia del reciclaje.
Ante este estado de cosas, la industria del reciclaje cobra una importancia vital en cualquier país que cumpla las condiciones para el desarrollo de dicha industria, y las plantas de tratamiento se convierten en nuevas minas que pueden garantizar la disponibilidad de todos los materiales citados.
Un problema como puede ser la escasez de recursos puede convertirse en toda una oportunidad para todo aquel país con dichas características. Hay que recordar que la recuperación y la extracción de los citados metales es compleja y requiere de cuantiosas inversiones en I+D+i.
Desde una perspectiva medioambiental, los yacimientos de metales tarde o temprano se extinguirán y las plantas de reciclaje permitirán el desarrollo sostenible, acceso a materias primas necesarias para distintas industrias, el ahorro energético y el control de las emisiones de gases tóxicos.
Para finalizar unos datos sobre contaminación y ahorro energético: cada tonelada de aluminio reciclada evita la emisión de 3,5 toneladas de CO2 a la atmósfera, mientras que cada tonelada de zinc evita 1,8 toneladas, de cobre 0,81 toneladas… en cuanto al ahorro energético, el reciclaje reduce el consumo energético un 95% para el aluminio, un 85% para el cobre, un 74% para el hierro y el acero y un 60% para el zinc.
