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El reciclaje de baterías de diferente material representa uno de los mercados más en auge actualmente y, también, de los más necesarios dado que con estos procesos se reduce la influencia contaminante de estos materiales en el medioambiente y se aprovechan, de paso, todos aquellos componentes que pueden tener un nuevo uso.

El sector de la motorización eléctrica está haciendo aumentar de forma importante la presencia de baterías. Pero si bien el mercado automovilístico dispone de una regulación cada vez más detallada y precisa para el reciclaje de estos elementos, el avance no es tan notorio en otro tipo de vehículos eléctricos como los patinetes o las bicis que funcionan con baterías.

Contaminación de las bicis y los patinetes eléctricos

Tanto las bicis como los patinetes que funcionan con baterías eléctricas, han cobrado un impulso destacable en los últimos años. Con apenas una batería recargable de unos 20 Km como máximo de autonomía, muchos ciudadanos confirman que con estos vehículos pueden desplazarse de forma rápida y económica al trabajo, a su casa o a prácticamente cualquier destino cercano.

El problema es que el ahorro económico y de tiempo supone un impacto en el medioambiente, del que no están exentos estos medios de transporte. Es cierto que en comparación a un coche, su emisión de CO2 es menor, pero no por ello deja de tener un impacto en la huella de carbono que se deja por su uso.

Además, presentan un problema importantes que es ¿qué se hace con las baterías que han dejado de funcionar?

Las baterías de bicis y patinetes eléctricos están fabricadas con ion-litio. Desde el mismo momento en que se fabrican y, por lógica, conforme se utilizan, su vida útil va llegando cada vez más rápido a su fin. Esta vida útil, al menos en un rendimiento del 100%, comenzaría a agotarse al cabo de unos dos años.

Por tanto, las bicis y patinetes eléctricos presentan un doble problema medioambiental. Por un lado no están exentos de contaminar el entorno. Según un estudio de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, se calcula una emisión de 300 Kg de carbono a la atmósfera durante toda su utilización.

Por otro lado, las baterías de ion-litio deben reciclarse, ya que están fabricadas con metales pesados y otros compuestos químicos, que sin el proceso de reciclaje adecuado acabarían contaminando el entorno.

Dificultad del reciclaje de baterías de ion-litio

Las baterías de ion-litio presentan varios problemas en el proceso de reciclaje. Para empezar, la Unión Europea exige reciclar el 95% del peso de la batería, previamente descargando su electricidad residual.

Ya que los materiales de las baterías de ion-litio tienen una alta reactividad, su reciclaje se hace más complejo.

Por otro lado, estos vehículos son tan recientes, que no estamos ante una situación de baterías agotadas de forma masiva, por lo que es posible aún que la normativa se actualice a tiempo, para tener en cuenta los procesos de reciclaje necesarios.

En ella deberá afrontarse cómo realizar el reciclaje de cada uno de sus componentes, de los metales que incluyen y del resto de residuos de materiales como aluminio o plástico, utilizados para su fabricación.