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Los vehículos representan uno de los sectores económicos más importantes para el país. Sin embargo, su importancia no se limita a su comercialización y uso activo, sino que siguen siendo determinantes, incluso una vez fuera de circulación.

El reciclaje de un vehículo es a día de hoy clave, para conseguir reducir los residuos que generan sus piezas y componentes, al mismo tiempo que sirve para que la propia industria y otros sectores relacionados puedan aprovechar de nuevo todos sus materiales.

A continuación, explicamos el proceso completo de reciclaje de un vehículo, desde su retirada, hasta su transformación final para un nuevo uso.

El propietario entrega el vehículo a un CAT

Los CAT son Centros Autorizados de Tratamiento. Son las únicas instalaciones autorizadas en España donde es posible llevar los vehículos cuando llegan al final de su vida útil.

Una vez entregado el coche, el centro debe acogerlo, emitir un Certificado de Destrucción de ese vehículo y, finalmente, realizar los trámites oportunos para la baja administrativa del Registro de Vehículos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Destrucción del vehículo

Una vez se han realizado todos los trámites, se procede a la destrucción de todo el vehículo.

Primero se desmonta todo lo posible. Esta fase, permite seleccionar componentes que sean de utilidad, como por ejemplo los neumáticos o los cristales, entre otros muchos materiales.

Una vez separado lo que en primera instancia puede aprovecharse, luego se procede con el aplastamiento del vehículo. Se hace todo lo pequeño posible, para luego fundirlo y conseguir con este proceso metales de gran utilidad, como acero, cobre o aluminio.

Fase de descontaminación

En los mismos CAT se realiza la descontaminación del vehículo, para también separar los componentes reciclables de los que aparentemente no lo son.

El vehículo descontaminado se envía a la máquina de fragmentación, que lo despedazará y separará.

Cuando llegamos a esta fase, hablamos de postfragmentación. Estamos en un momento clave del reciclaje de vehículos, ya que es aquí cuando se diferencian metales no férricos y materiales no metálicos. Mientras los primeros, como el cobre o el aluminio, pueden ser enviados a plantas de siderurgia, por ejemplo, los segundos pueden ser reciclados y valorados según sus distintas características energéticas.

En qué se pueden reciclar los materiales de un vehículo

Todos los componentes de un vehículo ofrecen opciones de reciclaje muy interesantes. Estas son algunas de las más importantes:

  • Neumáticos: Puede aprovecharse el caucho para convertirlo en polvo y hacer pastillas de freno. También se utiliza para césped artificial, suelas de zapatillas, etc.
  • Aceite: El líquido de aceite sobrante sigue sirviendo para crear nuevos aceites, convertirlo en lubricante o usarlo como combustible industrial.
  • Cristales: Normalmente se aprovechan todos los cristales del vehículo para fabricar botellas de vidrio.
  • Airbags: Si no sabías qué se hacía con este material, cuando se retira de un vehículo que va a eliminarse, se aprovecha para fabricar trajes de neopreno, entre otras cosas.
  • Cobre: El material de cobre de un vehículo sigue siendo conductualmente útil. Por eso se puede reutilizar en el sector de la electricidad para crear nuevos cables.